26 agosto, 2011

Por qué creo que deberías ir a votar el 20N... y siempre.


Esta entrada va dirigida a ti, posible votante que nunca va a votar o que vota en blanco, con todo mi cariño.

Soy una chica joven llena de sueños como tú, o como tu hermana, o como tu novio, o como tu hija o como tu abuelo, y quisiera contártelos para saber si puedes ayudarme a conseguirlos.

Me gustaría tener un sistema justo, equitativo, democrático, donde fueran los ciudadanos los que decidieran qué es lo que va a pasar con su país. Un país lleno de gente bien formada e informada, que tenga libertad para elegir su propio destino. Creo que esto no sólo es deseable, sino que se trata de una meta perfectamente alcanzable si cada uno pone un poco de su parte.

Esto nunca es fácil, pues todas las personas que vivimos en un país somos muy diferentes entre nosotras y podemos llegar a tener opiniones totalmente dispares. Pero si somos capaces de dejar a un lado las diferencias, podemos centrarnos en aquellas cosas que nos acercan los unos a los otros, en aquellas cosas que, independientemente de nuestra condición, creencia, sexo, edad, orientación sexual, color de piel, de ojos o de pelo, tenemos en común.

Yo quiero un sistema realmente democrático, como dije antes, y me gustaría que me concedas un poco más de tiempo para que pueda expresarte mis ideas.

Sé que probablemente serás muy distinto a mí. Pero trataré de encontrar puntos comunes entre tú y yo y crear un lazo entre nosotros de mutuo entendimiento.

Quizá tus ideas sean anarquistas. A mí el anarquismo me parece una ideología preciosa y creo que sería deseable vivir en un mundo cuyas bases estén asentadas en la bondad del ser humano y la libertad de acción. Sin embargo pienso que la anarquía es una utopía por una razón: creo que va en contra de la naturaleza del ser humano. Si todas las personas fuéramos intrínsecamente buenas, si pudiéramos convivir en paz con nuestro entorno y todos los seres que viven en él, créeme que sería la primera persona en apostar por la anarquía. Y aunque esa anarquía sea posible en ti, en mí, hay muchos millones de personas en este planeta que no son compatibles con ella. Hay seres humanos muy egoístas, crueles, belicistas y por muchos siglos que pasen esto no dejará de ser así, porque llevamos la violencia y el egoísmo en los genes. Lo cierto es que necesitamos orden, necesitamos depositar nuestro poder humano en algunas personas para que el mundo no sea un caos. El universo tiene sus normas y nosotros, como humanos que nos desenvolvemos en él, no estamos exentos de esta necesidad de orden. Quizá el poder horizontal sea posible en pequeños grupos, pero cuando somos millones y millones deja de ser plausible.

Te pido por favor que reconsideres tu derecho a votar, ya que por mucho que no nos guste, vivimos en un sistema democrático con unas normas de juego muy claras y para cambiar aquellas que no te gustan hace falta participar en él. Si no lo haces, es el sistema el que se ríe de ti. El que vota, decide, y el que no, deja que los demás decidan por él. Si eres anarquista puedo considerarte una persona que no elige lo más cómodo ni lo más fácil, una persona a la que no le gusta seguir la corriente. Y eso me parece admirable. Necesitamos personas críticas, con valor para cambiar las cosas y que no tengan miedo de defender sus ideales. Por eso te pido que te atrevas a entrar en el juego, que leas las opciones que los distintos partidos políticos dan y que elijas el que más te guste y vayas a las urnas a defenderlo. Sólo así conseguiremos que nuestro parlamento esté cada vez más lleno de gente realmente elegida por el pueblo. Hay buenas ideas, muchas opciones interesantes por ahí, hay partidos que se han formado hace poco y que tienen sangre fresca y coraje para defender aquello en lo que creen. Busca aquel con el que te sientas más cómodo y dales la oportunidad de entrar en el Parlamento. Por ti, por mí, por todos aquellos que te rodean y que también merecen una sociedad mejor, aporta tu granito de arena.


Si tus ideas son anti-sistema, te diré que a mí tampoco me gusta el sistema actual de capitalismo feroz en el que vivimos. Quiero cambiarlo. Y quizá, como un anarquista, seas una gran defensor de que nadie te diga lo que tienes que hacer. Yo también odio que me impongan actos que no están de acuerdo con mis ideas. Quizá quieras destruir el sistema actual y no instaurar ningún otro, pero te diré que tal cosa nos llevaría a todos al borde del desastre. Somos muchas personas, necesitamos ponernos de acuerdo, necesitamos que alguien acepte la responsabilidad de hacer lo correcto para todos, porque si todos intentáramos decidir a la vez nunca nos pondríamos de acuerdo. Por eso necesitamos una democracia, donde todos tengamos voz y voto. En España tenemos varios partidos políticos cada uno con sus ideas a los que somos libres de votar. ¿Por qué no te informas acerca de sus propuestas? Quizá alguna te interese. Yo te propongo que cambiemos el sistema actual y busquemos uno democrático y justo para todos, donde todos podamos expresar nuestras ideas y decidir qué es lo mejor, pero para conseguirlo necesitamos entrar en el juego de la política y las urnas para lograr que los candidatos que lleguen al Parlamento sean de verdad personas al servicio de la ciudadanía. Un ciudadano bien informado es un tesoro y si te informas sabrás que no yendo a votar estarás colaborando con la perpetuación del sistema injusto en el que vivimos. Si lo odias tanto como yo, si quieres cambiar las cosas, sé más listo que ellos, no te conformes con quedarte en casa y sal a votar. Sal a defender aquello en lo que crees.


Si te quedas en casa porque no te apetece votar o porque la política te resbala, te pido que reflexiones. Tenemos este mundo no porque las personas malas sean demasiadas, sino porque a menudo las buenas no hacen nada. ¿De veras no te interesa lo que ocurre en tu país? ¿No te interesa el sueldo que te pagan, la casa en la que vives, si tus padres el día de mañana no pueden vivir con una jubilación digna, si te tratan en el trabajo como basura? ¿No te interesa tener una sanidad de calidad, que no te traten según tus ingresos económicos en un hospital público sino por el mero hecho de ser una persona que necesita atención médica? ¿No te interesa que tus hijos tengan una buena educación o que tú mismo tengas el suficiente sentido crítico como para decidir qué es lo que verdaderamente quieres y lo que no? El día de la votación dura, eso, todo un día, ¿no tienes unos minutos para ir a votar? Son sólo unos minutos de tu tiempo en el que decides tu futuro y el de las personas que quieres, el de todos nosotros. Sé responsable, por favor, y piensa que un pequeño sacrificio tiene una gran recompensa si lo haces bien. Infórmate de las propuestas políticas y vota la que quieras. Pero no nos dejes en manos de tiburones políticos sólo porque no te apetezca ir a votar o porque pases de la política. Y es que tú puedes pasar de la política, pero la política nunca va a pasar de ti. Eso dalo por hecho.


¿Desencantado con la política? Haz un esfuerzo. Sabemos que el panorama actual es deprimente, pero lejos de venirte abajo por eso, échale un par y trata de cambiar lo que ocurre en nuestro país. Es normal que estés contrariado con lo mal que nos han tratado los políticos en España, pero precisamente por eso no deberías cejar en tu empeño de buscar una buena alternativa que te represente. No, no digas que “ningún partido me representa”. ¿Sabes cuántos partidos políticos hay? Cientos. Sí, conocerás al PP y al PSOE. Con un poco de suerte también conocerás IU, a Equo, a UpyD. ¿Nada más? Venga, puedes hacerlo mejor. Busca más partidos, que los hay (Partido Pirata, Izquierda Republicana, Ciudadanos Cabreados... son sólo unos pocos). El caso es que no dejes que el no votar favorezca a los partidos de siempre. ¿Desencantado con la política? ¡Pues que se note! ¡Réstale votos a los partidos mayoritarios aportando el tuyo! Hazles daño, no dejes que con tu pasividad te lo sigan haciendo a ti.


Si eres una mujer o una persona de clase media o baja, tienes más delito aún si no vas a votar. Cuando se instauró el voto por primera vez sólo podían votar los burgueses, los que eran varones y tenían poder adquisitivo. Ha costado esfuerzo por parte de muchos ciudadanos el que todos los hombres puedan votar sin que se tengan en cuenta sus posesiones o la cantidad de sus ingresos. ¿Y qué me decís de las mujeres, las eternas ciudadanas de segunda, incluso a día de hoy? ¿Conocéis a las sufragistas, a los filósofos que lucharon porque recuperáramos el lugar que nos corresponde? Muchas mujeres murieron o fueron encarceladas por defender el que a día de hoy puedas ir a votar con todo el derecho del mundo. No seas ingrata. Agradece a todos aquellos que lucharon por ti lo que hicieron en su día y ve a votar con la cabeza bien alta.


Si eres de las pocas personas que vota en blanco te felicito por al menos tomarte la molestia de ir a votar. Pero tu estrategia no es nada eficaz. Supongo que lo que pretendes es comunicar que los partidos no te representan y que quieres ver escaños vacíos como castigo. Siento decirte que no vas por buen camino. Si votas en blanco, lo único que consigues es dificultar la tarea de los partidos minoritarios de llegar al Parlamento. Eso significa que estás favoreciendo el bipartidismo de este país y no los estás castigando para nada. Te agradecería que leyeras la siguiente reflexión. ¿Sigues pensando en votar en blanco? Si de verdad quieres castigar a los políticos actuales, dale tu voto a otros. Eso sí les duele. Y si sigues esperando que el Parlamento se quede vacío a base de escaños conseguidos por votos en blanco, creo que debes desengañarte y saber que eso no va a pasar, al menos si eres consciente de los fervientes seguidores del PPSOE que hay en nuestro país. Piensa además que aunque se consiguiera que el congreso y el senado se quedaran vacíos, seguiríamos necesitando que alguien tomara las riendas del sistema, porque somos seres gregarios y necesitamos que alguien nos dirija para ponernos de acuerdo. Finalmente tendrías que votar a alguien, con lo cual sólo estarías retrasando ese momento al votar en blanco. Dale su merecido al PPSOE, no impidas a los partidos minoritarios -que van a ser quienes cambien las cosas y este sistema tan poco justo- acceder al Parlamento. Quítales representación a los partidos mayoritarios, que son los que quieren seguir perpetuando esta situación de injusticia hasta el infinito y más allá. Hazlo por todos nosotros. Ve y vota un partido. Al que sea, pero vota.


Quiero un país con ciudadanos bien formados e informados, que sean conscientes de la importancia de sus decisiones, de que la unión hace la fuerza. Un voto puede no ser nada, pero si hablas con tus conocidos, con tu familia, con tu pareja, con tu círculo de amigos serán muchos votos hechos con responsabilidad y sabiendo lo que hay. ¿Y si todos hacemos lo mismo? A veces un sólo voto es lo que marca la diferencia, nunca lo olvides. Individuo a individuo, las sociedades se ponen de acuerdo y cogen el timón de la Historia.


El 15M los españoles dimos un puñetazo en la mesa y desde entonces los logros ciudadanos han sido cada vez mayores.


Sé un ciudadano responsable, toma las riendas del país, no dejes que los demás decidan por ti, no dejes que te engañen con el voto en blanco o nulo o con el no ir a votar. El deber de todos es estar bien informados. Pasar de la política es pasar de todas las personas que quieres y de ti mismo, porque los políticos nos gobiernan nos guste o no. Sé realista, actúa.


Soy una soñadora y sueño con ello.


Además de mi promesa de ir siempre a votar de forma responsable, este escrito es mi granito de arena.


... ¿Y el tuyo?


23 agosto, 2011

Reforma Constitucional ¿ahora?

Yo, como española, he de decir que estoy bastante consternada.

Creo, como muchos españoles, que nuestra Constitución necesita una Reforma que se adapte mejor a las necesidades de los ciudadanos de este país.

Sin embargo, a pesar de que la necesidad de una reforma es algo que muchos españoles tenemos en mente desde hace varios años, cuando alguien ha alzado la voz en el Parlamento o en la calle, preguntando que cuándo vamos a dar el paso de regirnos por una Carta Magna más actual, los políticos han mirado para otro lado.

Una reforma constitucional no es moco de pavo. No se hace así como así. Hay que ser cauto, porque al más mínimo error, los españoles podemos quedar a merced de una de las mayores chapuzas históricas de nuestro país. No debe tomarse a la ligera.

De pronto, a nuestros políticos les entra prisa por abrir en canal nuestra Constitución para meterle no sé qué ley de techo de gasto público antes de las elecciones.

Digo “no sé qué ley”, porque no sé exactamente a qué se refieren con ello, qué quieren conseguir. Como siempre, se dicen muchas palabras bonitas que nadie sabe a dónde nos llevan, porque nuestros políticos no nos las explican y no contentos con ello, nos las esconden. Y la quieren sacar adelante sin referéndum.

Esa reforma podría ser bienintencionada. Cuando escucho las palabras “limitar el gasto público”, lo primero que viene a mi ingenua mente es: reducir los gastos innecesarios del Estado para que así gocemos de una mejor situación económica.

Eso sería en un mundo ideal.

Pero lo que yo entiendo por "gasto innecesario" no es lo que entienden nuestros políticos. Para mí es innecesario que ellos tengan sueldos vitalicios, vayan en coches oficiales, que tengan diez guardaespaldas y veinte asesores. Es innecesario tener un rey al que nadie ha votado, una familia real a la que mantener. Es innecesario rescatar a los bancos (sobretodo cuando no se rescata también a familias en quiebra o en riesgo de desahucio). Es innecesario dar bienvenidas a jefes de Estado con dinero público. Y un largo etc.

Durante todo este tiempo, sin embargo, mientras el dinero del Estado se invertía en minucias anteriormente citadas, incluyendo varios tomos sobre la Historia de España vista desde un ángulo tan sesgado que podría considerarse un insulto a todos los españoles, y nuestros políticos han aprovechado para subirse el sueldo y para apenas renunciar a unos privilegios que no se merecen... No se han quedado cortos para recortar derechos sociales necesarios como una Educación y una Sanidad de calidad, haciendo prescindibles a miles de funcionarios y llevando a la ruina a miles de familias. Hemos llegado también a los cinco millones de parados.

Viendo el panorama, cuando he leído esto de la Reforma Constitucional me he llevado las manos a la cabeza y me he preguntado: ¿qué pretenden? ¿Limitar los gastos necesarios en Educación, Sanidad etc. aún más y tener además la excusa perfecta de que “Es que según la ley del techo de gasto público, ya no podemos invertir más en ello”, para seguir gastándose el dinero de las Arcas en sus chorraditas de lujo? Porque ya se ha visto que a la hora de apretarse el bolsillo, los afectados somos los ciudadanos, todavía no hemos visto a ningún político en la cola del paro y eso que muchos deberían haber dimitido hace tiempo.

Que el techo de gasto público les afectase a los políticos y a reducir costes en tonterías varias me parecería bien, pero si a día de hoy no se han cortado un pelo a la hora de despilfarrar dinero, ¿qué van a hacer a partir de ahora, guardarlo? ¿Para qué, para dárselo a los bancos por si les hace falta en el futuro? ¿O para seguir gastándoselo en tonterías mientras el país se hunde? Porque creo que los tiros van por esos derroteros.

Resumiendo, lo que me da mala espina del asunto de la reforma constitucional que plantean ahora es:


1.No sabemos en qué consiste ni en qué medida nos afectará a los españoles.

2.Es una ley dictada por los mercados (Y ya se sabe).

3.No han hecho reforma constitucional cuando la hemos pedido, y ahora ¿sí?

4. ¿Ni siquiera nos van a preguntar mediante referéndum si queremos o no la reforma? ¿También nos la van a imponer a golpe de Decretazo?


¿Queremos reformar la Constitución? Pues hagámoslo bien.

Para empezar:


a)Estado LAICO, no aconfesional. (Es decir, el Concordato fuera).

b)España será una República, no una Monarquía (Anacronismos, fuera).

c)Reforma de la Ley Electoral para que el Parlamento represente realmente a todos los españoles. No a la Ley D'Hont.

d)Fueros, fuera. Igualdad para todas las Comunidades Autónomas.

e)Los referéndums no serán meras consultas al pueblo, sino que el Estado estará obligado a llevar a cabo lo que los ciudadanos pidan. Si se vota Sí o No, el Estado no podrá sacar lo que le venga en gana adelante a golpe de Decretazo.

f) Todas las leyes deberán estar sometidas a referéndum.

g) Revisión del Código Penal.

h) Separación eficaz de los tres poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial).

Vamos, lo que es una Democracia Real. Y suma y sigue.


Mientras la Reforma de la Constitución la vayan a sacar adelante de tan mala forma, yo voy a votar que no se reforme nada. Faltaría más. O se hace bien o no se hace. Que para estar peor siempre hay tiempo. Y como no nos lo quieren explicar...

Tengan miedo, señores, que se acercan tiempos (más) oscuros.

18 agosto, 2011

Tiempo para - Mürfila

¿Una canción como anillo al dedo?

Ésta:





Quiero tiempo...
para andar y llegar a Arizona
cruzar el mar, perderme en el Nilo
y despertar tumbada en un desierto de sal.

Yo quiero tiempo para abrazar árboles caducos
y tropezar con flores silvestres,
y esperar la nieve helada sobre mi cara.

Y quiero tiempo para acabar con esta rutina
y salirte a buscar
bailar un tango contigo,
aunque sea haciéndolo mal.

Y quiero tiempo para pasar muchas horas contigo mirando el mar
haciendo la ola en algún bar,
decirte te quiero en un concierto.

Y pasear cerca del mar,
con las manos vacías... llenas de sal
y el alma contenta de risa, de vida,
porque por fin tengo tiempo:

Para volar y sin caer
y descubrir algo nuevo que me haga llorar,
para crecer y sin tener
que ser como ellos dicen que tienes que ser
y no volver... y no volver
a vendarme los ojos por enésima vez.
Quiero tiempo...
para
despertar contigo en Praga

Quiero tiempo para empezar todo aquello que anhelo
y bucear, hacerme la cama
desayunar después de las 4 de la tarde.
Quiero tiempo...
para charlar sobre cosas absurdas
para pensar que aún tengo tiempo,
para aprender todas esas cosas que no estudié.

Y quiero tiempo...
para olvidar el daño que hice antes de ayer
y que aún estoy a tiempo,
a retroceder y pedir perdón en un café.

Y quiero tiempo...
para hacer alguna locura,
y echar a correr, no hay prisa ninguna
pero mi alma se esfuma
me pierdo en el alba
el sol ya me atrapa.

Y pasear cerca del mar,
con las manos vacías... llenas de sal
y el alma contenta de risa, de vida,
porque por fin tengo tiempo:

Para volar y sin caer
y descubrir algo nuevo que me haga llorar,
para crecer y sin tener
que ser como ellos dicen que tienes que ser
y no volver... y no volver
a vendarme los ojos por enésima vez.
Quiero tiempo...
para
despertar contigo en Praga.

17 agosto, 2011

Córdoba y yo

Córdoba es mi hogar, mi lugar de reposo, de fantasía, de reflexión. Cuando me siento perdida, nostálgica o simplemente por placer, vuelvo y me reencuentro con ella. Y si bien tanto he renegado de ella, ahora, pasado el tiempo, y consciente de su valor, no puedo evitar volver y abrazarla como hija pródiga que, creyendo ir en busca del paraíso, no encontró algo mejor ni parecido.

Córdoba me arropa, me hiere y me cura, como si tuviera un síndrome de Münchhausen con el que someterme y subyugarme para, al mismo tiempo, elevar mi espíritu.

Y voy paseando por las calles y se llenan de fantasmas.

Esa librería que lleva años cerrada, es donde yo bajaba de vez en cuando sólo por el placer de perderme entre las estanterías de libros, aunque no tuviera dinero alguno para poder adquirir un volumen.

Al lado de la Plaza de la Compañía, delante de mi colegio, me veo con once años diciéndole al chico que me gusta, que me gusta, para acto seguido salir corriendo dividida entre la vergüenza y el orgullo por haberme atrevido a decírselo.

A veces, cuando camino por la calle de la Fundación Antonio Gala, me detengo unos segundos ante la puerta para poco después continuar mi camino con una breve punzada en el corazón.

Entraría en la Biblioteca Central, pero me da escalofríos.

En esas escaleras me sentaba cuando había olvidado las llaves de casa y no había nadie para abrirme la puerta, y entonces me enfrascaba en ensoñaciones mientras la música giraba en mis oídos.

Las noches de soledad, asomada a mi balcón, armada con un cigarro y una libreta y un bolígrafo con el único afán de escribir.

El cosquilleo de verme en bicicleta, hace dos veranos, corriendo por el Gran Capitán en plena huida. Frenazo. Joder. Retroceso. Risas.

Ése es el banco donde más he llorado en toda mi vida. Cuando pensé que, para mí, todo había terminado.

Completamente ebria, subiendo los escalones de mi casa uno a uno, feliz y mareada.

Tenía diez años e iba con patines. ¡Malditas piedras de Tendillas, por poco no me hacen caer!

Mi plaza. Y digo MI plaza porque es mía. Y punto.

Mi primera litrona a los dieciséis años, que casi no me cabía en el cuerpo, y ella riéndose de mis reacciones y yo contagiada de su risa a mi vez, intentando mantener la cerveza dentro de mí.

La calle Rey Heredia, donde vivía la mejor amiga de mi infancia y primera juventud. Nosotras subiendo vestidas de una forma que ahora juzgo ridícula, con un maquillaje y unas minifaldas imposibles, con trece años, dispuestas a pasar un rato en una discoteca de sesión light donde por supuesto no encontraríamos nunca ningún príncipe azul y sí muchos sapos.


Tantos rincones con tantas anécdotas, que me detenga donde me detenga, puedo sentirme tan acompañada de recuerdos, que a veces puedo llegar a sentir una profunda nostalgia. Pero últimamente no. Simplemente paso, recuerdo y sonrío.

Y es que Córdoba me muestra que soy quien soy por todo lo que he sido. Cuando vuelvo a Córdoba no lo hago para encontrarme con ella, sino conmigo.

Ahora sé que ha llegado a formar parte de mí, y que yo puedo dejar Córdoba e irme, pero Córdoba permanecerá en mí esté donde esté.


12 agosto, 2011

Tritanopía


El verde es un color que detesto.

Si fuera verde el color de tus ojos

estaría muerta.


Verde es el color de los celos,

de la envidia,

de las esmeraldas,

del cobre oxidado.

¿Y si yo tuviera un corazón de cobre?


Verde es el color que maldigo

en los semáforos,

que detiene un beso por nacer

o termina uno que ya ha comenzado.

Y le pone los clavos al ataúd,

al ataúd de plata,

al ataúd de cobre,

al ataúd...


La fe, disfrazada de esperanza,

es verde.


Verde que te quiero verde...

pues yo no te quiero.



Yo quiero rojo,

el color de la sangre,

el color de mis labios

y de los tuyos cuando los beso.

Impresiones rojas, casas rojas,

farolillos rojos.


El trigo amarillo, en los campos,

y una amapola que acaba de nacer

roja.


El acelerador, la aguja a ciento diez,

un frenazo y un semáforo en rojo.

Eso es lo que quiero.

Un semáforo permanentemente en rojo.

En rojo, en rojo, en rojo,

en rojo, en rojo, en rojo...


04 agosto, 2011

Astronauta


Quiero que el viaje sea largo.


Creo que voy por el camino correcto

porque aún no veo Ítaca desde lejos.

(Las promesas de las noches de Ítaca

que no puede encontrar el astrolabio).


Quiero quemar el calendario,

contigo dentro si puede ser

en un reloj de péndulo.

Y que marques mis horas

sin recordarme los días.

Sin música, en silencio.


Nebulosa de Orión.

¿Allí planeabas ir?

Cincuenta grados sureste,

donde me pierdo.

Soy una brújula girando

sin encontrar un magnetismo que me lleve

a buen puerto.


Al norte, llévame al norte.

Allí las heridas duelen menos.


Quiero que el viaje sea largo

a través de un laberinto

y sin mapa

a la espera de hallar el punto ciego

del calamar gigante,

un buque sin marineros

y rezar por que la Tierra sea plana.


Colisionar en un viraje contigo,

y pensar que es un accidente

que por encima de tu hombro vea Ítaca

y cuando te marches, desaparezca

entre la espuma y el oleaje

y sólo quede la luz de una estrella muerta

envuelta en un agujero interestelar.


Y una vez perdida en la más absoluta oscuridad,

entre la nada y el vacío,

recuerde con un súbito aliento

que lo importante no era llegar.


Pero entonces será demasiado tarde...



La aguja habrá llegado hasta el final.


03 agosto, 2011

Pesadillas...

Hay personas que recuerdan sus sueños, mientras que otras no.

Yo casi siempre recuerdo por lo menos uno, aunque a veces soy capaz de describir uno por uno, bastantes de los sueños que he tenido a lo largo de la noche.

Mis sueños están plagados, para mí, de interrogantes. Tengo pocos sueños bonitos, algunas pesadillas y con bastante asiduidad tengo sueños delirantes y confusos que no sé qué significan y que para mí son peores que las pesadillas.

Porque una pesadilla tampoco es tan mala. Pasas un poco de miedo unos minutos y en seguida te despiertas.

Para mí, la verdaderas pesadillas son esa colección de sueños inconexos, absurdos y a veces hasta crueles que suelo tener.


He soñado que alguien me perseguía. He soñado que estaba al borde del precipicio. He soñado que viajaba en avión. He soñado que alguien quería destruirme. He soñado con asesinatos y manchas de sangre.

Suelen ser mis pesadillas comunes.


Otras que no lo son tanto... No hace mucho soñé que era una persona con la cara desfigurada. En otra, soñé que estaba atrapada en un tren. En otra, que me perseguía un jinete sin cabeza (exceso de cine, imagino, ésta última).

Delirios absolutos.


Sin embargo, la pesadilla que más miedo me ha dado ha sido una en la que me veía a mí misma entrar en una habitación que pertenecía a alguien que se había marchado en un viaje indefinido y a quien yo quería. Y la habitación estaba casi vacía, con unos cuántos cómics y libros desperdigados en dos estanterías destartaladas, y una cama con la sábana bajera puesta y la almohada, pero nada más. Un olor a pasado y a habitación vacía llena de polvo me taladraba la nariz. Comprendía entonces que esa persona se había marchado para siempre, que nunca volvería a verla, que daba igual cuánto me aferrara a aquella habitación porque el dueño no estaba y no iba a volver. Verme en aquel sueño, agarrada a la almohada de aquella cama, sabiendo que no podía hacer nada para traer al dueño de vuelta y sentir tan claramente la impotencia y la soledad es a día de hoy el sueño en el que peor lo he pasado. Y lo he tenido hace muy poco.


Quizá lo considero tan terrible porque se parece mucho a la vida real. Hay personas y relaciones que por mucho que quieras recuperar, no puedes. Y saber que esto es así me llena de rabia y frustración.

Sin embargo, hay situaciones que sí podemos cambiar. Y es en ellas donde tenemos que actuar. Rendirse no tiene nunca sentido. Por otro lado, hay que saber manejar y cuidar el presente, que tan pronto como se le nombra, se marcha.

Tan frágiles somos, tan frágil es la vida.

Y esta realidad es, ciertamente, mi peor pesadilla.