05 abril, 2011

Fauna universitaria

No sé cómo será en otras universidades. En la de Sevilla y concretamente en la facultad de Psicología el panorama está para echarse a llorar. Los estudiantes, acríticos e imbéciles, hablan cuando no tienen que hablar y callan cuando se supone que tienen que hablar.

Hoy, en clase, estábamos viendo una entrevista en la que se veía a una psicóloga pasando un test a una madre y su hijo para tener más información acerca de su calidad de vida. A raíz del vídeo, la profesora comenzó a explicar una serie de elementos. El problema es que cuando se aproximaba la hora de salir de clase la profesora indicó que tenía intención de terminar de explicar la lección –y por lo tanto, no íbamos a salir a la hora exacta de clase-. Bueno, pues a pesar de decir eso, ya estaba el clásico barullo de estudiantes hablando alto y recogiendo cosas, incluso había algunas –en clase de Psicología somos muchas algunas y hay muy pocos algunos- que ya lo tenían todo preparado. La pobre profesora –que encima tiene pinta de que da clase desde hace poco- tenía que casi gritar para hacerse oír por encima de las voces del coro de estúpidas que murmuraba. Hubo chicas que se levantaron y dejaron plantada a la pobre profesora en el estrado y pasaron con todo descaro delante de ella. Y para colmo, la estúpida supina que tenía detrás –una pija de estas que no tiene perlitas normales en las orejas, sino balones de perla para que se note que las lleva y tres quilos de maquillaje en la cara que, por cierto, no le sirven de mucho para ocultar la cara de asco que tiene... y digo yo, me imagino que los pendientes serán también para eso, para distraer la atención de su cara- se puso a comentar en voz alta, que hay que ver, que la profesora era tonta, que ella tenía clase, que qué hacía la profesora que no se callaba para poder salir.

Este tipo de personas me encanta porque suelta ese tipo de cosas y ya las tengo absolutamente caladas –aunque ya solo por la cara, por la voz y por la forma de hablar sabía que la pobre era bastante imbécil-.

1. No se atreve a levantarse para que “la profesora no la mire mal y no piensen mal de ella”, pero como está a disgusto, se queja. Ya sabemos que es una hipócrita.

2. Critica a una persona que está haciendo su trabajo –y que le está explicando algo importante- y se antepone ella misma. ¿Pero quién se cree que es? Narcisista.

3. Además, esa persona no es una persona cualquiera, es su profesora. No tiene respeto alguno.

Narcisista+Hipócrita+Irrespetuosa= Estúpida.

Hay distintas ecuaciones para llegar a ese resultado, aunque suelen parecerse bastante.

De todas formas, al menos no se levantó y se largó, aunque fuera por miedo a las consecuencias. Pero ¿y las que se levantaron? ¿De verdad ir a la cafetería o a la clase siguiente- que las clases, por cierto, empiezan 5 ó 10 minutos después de la hora fijada – es tan importante como para no quedarte a escuchar lo que la pobre profesora tiene que decirte? ¿Tan poca educación tienen que se ponen a hablar o intentan dejarla con la palabra en la boca?

Y al final, la pobre profesora hasta pidió disculpas por haberse retrasado –dos minutos sólo de reloj, palabra-. Le falta mano dura. Si se hubieran levantado mientras yo estuviera dando clase, me callaba y hubiera dado por explicado el tema siguiente o algo así. Encima disculparse con esas maleducadas...

Eso sí, cuando tienen que hablar o el profesor les pide opinión ahí las tienes calladas como putas -me acuerdo de Paco Vector, del instituto, y su famosa frase de "pero decid algo... ¡que estáis como muertos!"-. Para ser maleducadas no tienen vergüenza, pero para hablar en clase cuando se les pide opinión, sí. No vaya a ser que su amiguísima del alma piense que dice una tontería y no le preste la colonia de imitación de Dior. De todas formas, sinceramente pienso que si abrieran la boca tendría la misma repercusión que si se cayera un trozo de tiza al suelo: no pasaría nada y encima te tienes que tomar la molestia de recogerla.

Pues ése es el redil en el que he caído. Aunque para ser del todo justa y honesta, también diré que la concentración de estúpidas varía según el grupo en el que te encuentres y que a veces, por ahí salpicadas, hay personas que valen la pena.


3 comentarios:

Josefo el Apóstata dijo...

Mi hija, la pequeña, está estudiando primero de psicología. Si fuera alguna de las que has descrito de tu clase, me llevaría un disgusto gordo y luego me preguntaría en qué cojones he estado pensando yo hasta ahora...

Elvira dijo...

Bueno, con semejante padre me imagino que será de esas rarezas que también se ofuscan por el mal comportamiento de sus congéneres y que tendrá dos dedos de frente o más. Aunque si es así, me temo que o tiene suerte con la clase o tendrá pocas amigas... Y yo hablo de mi clase de Licenciatura, en el plan Bolonia la cosa es aún peor...

La juglaresa dijo...

Lo que cuentas es indignante. Yo tengo una fauna muy parecida en primero de Historia. Además se quejan de que les mande callar cuando quiero oír al profesor. Aunque, si te digo la verdad, yo ya me lo esperaba. La selectividad actual la supera cualquiera, y por lo tanto la universidad está llena de imbéciles que no saben hacer la o con un canuto, de niñatos de instituto. Además ahora parece que muchos padres sienten que si sus hijos no van a la universidad no van a ser nadie, olvidando que tan digno como el universitario es el que hace una FP, va a al conservatorio o se dedica a cualquier otro trabajo. Todo esto se traduce en que las aulas universitarias están llenas de gente que no está interesada o que no quiere estar allí. Si la asistencia no fuera obligatoria, como lo es en los grados de Bolonia, la gente no iría a clase y punto, pero como para aprobar tienes que tener un mínimo de asistencia (nos pasan lista, como a los niños pequeños), los alumnos van a clases que no les interesan, produciéndose situaciones absurdas como la que describes en esta entrada. Y la gente que, como yo, quiere escuchar lo que explica el profesor, se fastidia. Hay profesores benevolentes que dicen que se niegan a pasar lista, e invitan a la sección de cotorras a que se vaya de clase. Pero en casi todas las asignaturas hay un murmullo continuo producido por un grupo nutrido de estudiantes que no sé qué pintan en clase, y que faltan continuamente al respeto al profesor y al resto de los compañeros. El delegado me contó la semana pasada que un grupito le pidió que hablara con dos profesores para que no hubiera clase un día que un colectivo llamaba a la huelga a los estudiantes. El delegado le preguntó al individuo en cuestión que si se había leído el manifiesto de los que organizaban la huelga, y si pensaba ir. El tipo le contestó que no a ambas cosas, pero que "jo, tío ¡así nos fumamos la clase!". Ante esto, ¿de qué nos extrañamos?

Por otro lado, estos estudiantes que están allí para mirar al techo no serían los únicos que se alegrarían si se suprimiera la asistencia obligatoria. Es una regla estúpida, que a mí me hace perder el tiempo en alguna clase donde el profesor se limita a leer diapositivas de un power point que yo podría leer por mi cuenta en otro momento.

En resumen: comparto tus opiniones sobre la fauna universitaria.