23 julio, 2010

Secretos al norte del norte



He tirado el teléfono al agua.

Te relega a la mera categoría de interferencia

y yo, por ello, lo detesto.

Tu voz, metálica y fría, en el auricular,

me atrapa en una red de recuerdos que me absorben

y no me dejan olvidar, por más que lo intento,

que se impone ante mí una barrera artificial

que levanta zarzas y espinas,

rosales y digital,

interponiéndose en mi camino

para llegar hasta ti.

Y entonces, cuando las noches me saben amargas,

solo sé que no te tengo.


Las montañas ahogan tu voz

y a mí me silencian entre siniestras miradas,

pétreas y arcillosas,

plagadas de musgos verdes,

de grietas y alimañas.

Por más que grito,

mis aullidos solo los recoge la luna,

y un búho se lleva mis lágrimas.

Y entonces, cuando la soledad me sabe amarga

en este idílico infierno,

y pasa el frío llevándose mi falda,

solo sé que no te tengo.


Escalaría los riscos que mal me miran

sin dudarlo ni un instante.

Me daría igual que me sangraran las manos,

que resbalase cuesta abajo por la escarpada pendiente.

Todo estaría permitido, solo por cruzar al otro lado

y poder estar contigo…

Y encontrarte bajo un sol de justicia,

salvarte del calor seco que moja tu espalda

dejándome a placer ajusticiarte entre mis sábanas.

Y entonces, cuando el frío se me clave en las entrañas,

podré abrazarme a tu cuerpo,

sin tener un mal sueño por certeza:

solo sé que no te tengo.


Y hasta la sidra me sabe agria.

No tengo un beso para endulzarla.

¿Cuántos me prestarías?

Solo quiero que al bebérmela

no me sepa a ausencia y a nostalgia.

¡Y pensar en lo que haría en tu compañía!

Enredarme en el pelo dalias y azucenas,

regalarte girasoles con la alborada.

Aquí el gallo está transtornado

y canta a las doce de la mañana.

Si estuvieras aquí, tal vez lo hiciera por la noche

y lo negaríamos cuanto hiciera falta.


¿Llegará el ansiado día en que no sea necesario

agitar un pañuelo blanco que te despida?

Soñar con tu sombra duele tanto…

Sé que me esperas, sé que volveremos a encontrarnos;

mientras, me consume tu vacío,

grito en sueños para alcanzar tu mano.

Es tal cruel la verdad del durmiente,

que cuando me despierto en la oscuridad,

sola y muerta de miedo,

lo único real que me reserva la mente

es saber que no te tengo.




No dejo de escuchar esta canción. Tampoco de pensar en ti.
Habla de una puta, pero a lo pretty woman.
Total, las zorras no solo están en el bosque.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

=)
Yo también sueño últimamente con el norte del norte.
Las mañanas de verano vacías duelen, bueno, y las noches matan.

...
Mira, escucha "Mensaje en el contestador" de Ismael Serrano. ¿Qué bello sería, verdad?

Unknown dijo...

Aquellos aires fríos te sientan muy bien, y no solo porque te ponen buena cara.

Y es gracioso que ahora te enganches a esa canción :P

innuendo dijo...

estúpida mente, que nunca hace una excepción por hacernos sentir acompañados.
Aúlla, revienta la quietud de la noche, hasta que se desgaste un poquito el vacío que provoca el silencio de las ausencias.
...
te sigo, cisne.

Elvira dijo...

Gracias, Miquel. Conozco la canción de Serrano, es uno de mis cantautores favoritos.

¿Por qué, Guillermo, es gracioso que me enganche a la canción? ¿Qué me he perdido?

Innuendo, gracias por entrar aquí. Eres bienvenida. No pude evitar fijarme en lo bien que escribes, así que aquí también tienes una lectora.

Un beso para todos.