13 marzo, 2010

Para todos, menos para ti


Se encontraba sentada en la estación expectante, después de haber estado media hora aparentemente ajena al resto de transeúntes que caminaban a su alrededor. Le guiñó un ojo con picardía a un individuo que había estado largo tiempo mirándola, obligando a que éste bajara los ojos avergonzado. Libre de todo asedio, cogió el teléfono móvil y marcó un número.

Esperó.

-Hola, soy yo.

...

-Voy vestida como siempre: ropa oscura, gafas de sol, labios rojos y zapatos de tacón. Cuando llegues, entra por la parte izquierda. Justo enfrente, busca en los asientos a la mujer que tenga la postura más descarada. Maleta de Megadeth, ya sabes.

-Se ve despejado, parece que aún no tienen ni idea. De todas formas aún tengo que sortear a un grupo de cazadores de brujas que anda por ahí. Recuerda que conocen mi rostro.

-Sí, ya sé que me lo busco sola. Si me lo buscara otro no tendría gracia, ¿verdad?

-No, tiempo para aburrirnos no tenemos desde luego. Ah, se me olvidaba. He envenenado al gato antes de salir.

-¿Mejor eso a que hable, no crees?

-¿Una serpiente para la próxima, dices? En ese caso que sea venenosa. No creo que su ponzoña nos afecte.

-Bicho malo nunca muere, ¿verdad? La gente nunca aprenderá.

-Bueno, pero mientras tanto nos reímos. Si supieran… Si supieran lo que yo sé. Pero esa es la mejor baza que tengo, ¿no crees? Que parezco inofensiva y que no tengo ni puta idea de nada.

-Me seguiré haciendo la tonta, no te preocupes. Nadie tiene idea de lo mala que puedo a llegar a ser. Ni siquiera tú.

-Sí, forma parte de nuestro encanto. Tal para cual. Oye, te dejo. Acabo de ver pasar a la Muerte con la guadaña. Solo quiero asegurarme una plaza en el Infierno. ¿Le pregunto si tiene otra para ti?

-Vale, perfecto. Pues que no se diga que tenemos humanidad. Le daré recuerdos a la Señora Muerte de tu parte, en plan Bukowski. Hasta luego.

Y la joven se levantó, sacó de su bolso una manzana y le dio un mordisco.


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