29 octubre, 2009

Sábanas de seda






Tú que has tenido la rara fortuna
de conocer
el corazón a la luz de la luna
de mi mujer,
tú, que supiste cogerle el tranquillo
a sus abrazos,
más de una vez te adivino en el brillo
de sus ojazos.



Aunque el en sueño se vista de seda
no me entusiasma
cuando en la noche una sábana enreda
y es tu fantasma.



Cuando descubre caricias ajenas
sobre mi piel,
ella, en lugar de cortarse las venas,
me es muy infiel
y, aunque a mi lado fielmente regresa
porque es muy buena,
puede también darme alguna sorpresa
si hay luna llena.



Que si el amante de turno es despierto
y no es un capullo
ella se instala un buen rato en su huerto
mientras yo aúllo.



Si el astro loco preside el paisaje nada es soez
e igual que a ella le viste de encaje
su desnudez
da un espectáculo resplandeciente
de un simple falo,
lo magnifíca románticamente
bajo su halo.



Y ella lo ve cual si fuera una alhaja
y lo acaricia
y, pues la luna es de quien la trabaja,
se hace justicia.



Pero después viene el cuarto menguante,
quieras que no
desmereciendo con ello el amante,
compréndelo,
entonces ella me busca por bares de cara oculta
y vuelvo a ser el primus inter pares,
ella me indulta.



Y eso fue todo y se acuesta a mi lado junto a la lumbre,
al calorcillo del fuego sagrado
de la costumbre.



Yo, que de otras no soy el marido,
fíjate tú,
echo de menos el tenso latido del "amour fou",
pero ese amor pasa por avatares bastante extraños
cuando a pesar de todos los pesares
pasan los años.



Y yo lo tuve y está en mi cabeza, nunca lo olvido,
y... para qué voy a hablar de belleza,
tú la has tenido.


Tú la has tenido, la rara fortuna de conocer
el corazón a la luz de la luna
de mi mujer,
tú que supiste cogerle el tranquillo
a sus abrazos,
más de una vez te adivino en el brillo
de sus ojazos.



Aunque el en sueño se vista de seda
no me entusiasma,
cuando en la noche una sábana enreda
y es tu fantasma,
tú que has tenido la rara fortuna del “amour fou”.



Adoro a este hombre. Bicheando por páginas de Internet he descubierto que la canción se le atribuye a Alejandro Sanz de forma equívoca, ya que este cantante hizo una versión de la misma para hacerle un homenaje al autor. Es Javier Krahe su único compositor (además, ya quisiera el imbécil ese hacer algo mínimamente parecido).



27 octubre, 2009




Esto era una mujer que a sus 45 años nunca había conseguido tener una relación estable. Famosa por romper sus compromisos, era la enésima vez que dejaba a otro hombre.

Su mejor amiga le espetó:

-¿Por qué eres tan inconformista con los hombres? Deja de buscar a alguien divino y confórmate con lo que hay.

A lo que ella respondió:

- Te equivocas. El problema es que no hay nadie que sea lo suficientemente humano.


23 octubre, 2009

La tormenta



Inspirado en "La Tormenta" de Javier Krahe,
dedicado a los amores que nacieron bajo una tormenta
y consiguieron sobrevivir.


Una vez, siendo muy niño,
aunque no tan niño como para no recordarlo,
encontré bajo la lluvia a una muchacha
con una falda de cuadros, una camisa blanca
y un jersey a rayas por paraguas.


¿Tienes frío?, le pregunté
con un deje de ilusión impregnándome la voz
esperando recibir una afirmación como respuesta.
Ella me sonrió, como si mi pregunta fuera tan obvia
que una contestación no mereciera,
y anudándose el jersey a la cintura
se guareció bajo mi paraguas.


Teníamos dieciséis años tanto yo como ella,
y dulce, me tomó la mano y me dijo
que así haría más segura el camino,
que los rayos que empezaban a iluminarse en el cielo le daban pavor.
¡Bella criatura! Que para protegerse asió mi mano
y me dejó a mi sin protección.


¿Cómo te llamas?, pregunté tembloroso
y ella me respondió un nombre de sirena
con una voz tan cálida como serena
que no pude sino guardar silencio
y no esperar replicación.


Seguimos caminando y la lluvia arreciaba más,
soplaba el viento, aún lo recuerdo,
y revolvía el pelo dorado de mi pequeña
como queriéndose llevar el otoño de su juventud.


¿Tienes luz?, me preguntó en un momento.
¡Iba tan contento que no me percaté de que empezaba a oscurecer!
Lo siento, lo siento, me disculpé torpemente,
y ella divertida y sonriente me respondió con un beso.
Fue entonces cuando un rayo rasgó el cielo
y mi niña se refugió entre temblorosa y asustada en mis brazos.
Entonces me detuve, me senté en el suelo con ella y le ofrecí mi regazo.


¡Pardiez! ¡Qué tarde es!,
se revolvió cuando miro mi reloj de muñeca y marcaban las diez y media.
La lluvia hacía horas que había cesado,
se puso de pie en un salto y quitándose el polvo de la ropa
me miró por última vez.


Gracias por acompañarme, caballero,
y despidiéndome así de cortés se puso en camino.
¿Te volveré a ver?, inquirí en un ruego,
y ella sin detenerse me sonrió, y lanzándome un beso me dijo:
Cuando vuelva a llover.

Y yo esperé y esperé una próxima lluvia,
¡Pero pasaban los días, y las semanas y los meses
y no volvía a llover!
“El cambio climático” me dijo mi tía
cuando le pregunté el motivo de tan prolongada sequía.
Y me desesperé.



Comencé a montar en bicicleta, a recorrer una y otra vez el camino
donde te vi esa última vez,
llamándote por tu nombre y preguntando puerta por puerta
a los vecinos por tu ausencia.


Se ha mudado, me dijo un muchacho,
la han casado con un vendedor de pararrayos.
¡Qué ironía!, pensé
y una carta de páginas y páginas te redacté,
esperando por respuesta que volvías conmigo.


Pasaron los meses, los años y no tuve respuesta.
Incapaz de casarme, me dediqué a dibujar tu retrato en las paredes
por miedo a no recordar tu carita de ángel.



Y siendo ya muy anciano,
comprendiendo al fin que jamás volverías
me acerqué presuroso a mi escritorio
-cajón derecho superior, como siempre-
y saqué un revólver que evocaba irremediable
al olor de mis años de gloria que tristemente,
no había pasado a tu lado.
Sin pensar en nada, me lo llevé a la boca
y recordé por un instante el sabor de tus labios
rondándome un beso con picardía y desparpajo.


Una lágrima descendió por mi rostro silente,
una vez más pronuncié tu nombre
y resonó en los granados el eco
de mi histérico y doliente desconsuelo.


21 octubre, 2009

Una ácida sonrisa para el W.O.



¿Por qué te maquillas para salir?

¿Tú no te disfrazas en Carnaval?

Sí, pero no estamos en Carnaval.

Cómo te equivocas. La vida es un baile de máscaras.

18 octubre, 2009

El grito de Lilith







Los sueños dulces están hechos de eso.

¿Quién soy yo para discrepar?

Viaja por el mundo y atraviesa los siete mares.

Todo el mundo busca algo.



Algunos de ellos quieren usarte.

Otros quieren ser usados por ti.

Algunos quieren abusar de ti.

Otros quieren que abusen de ellos.



Quiero usarte y abusar de ti.

Quiero saber qué hay dentro de ti.



Mantente firme, vamos.



Voy a usarte y abusaré de ti.

Voy a saber qué hay en tu interior.






Marilyn Manson Version


12 octubre, 2009

Olvidar la bivalencia



Los gritos se oían por toda la casa. Él asestó el golpe final y yo lo fulminé con la mirada.
Sintiéndose herido, se lamentó:


- No sé cómo siendo tan dulce, te me puedes mostrar tan amarga.


Sonreí irónica y le contesté indolente:


- Deberías agradecer que, siendo tan amarga, haya permitido que descubras mi dulzura.


Me di la vuelta y no miré atrás.
Se quedó sentado encima de la cama sin inmutarse.
Di doce pasos, doce pasos exactamente y abrí la puerta.


Simplemente me marché.

11 octubre, 2009

La traición de Wendy




He aquí el regalo que anuncié:


La visión de una niña del mundo adulto.

La lucha de una feminista contra el rol que le ha otorgado una sociedad masculina.

El blog de una mujer deseosa de ser quien es y no como debería ser.

El intento de cada día de no perdernos a nosotros mismos.

Una batalla por la libertad.

Lo individual frente a la masa.

Una refrescante crítica a la realidad de cada día.


La traición de Wendy es esto y mucho más.
Pasen y vean:

10 octubre, 2009

Cuaderno de notas del viajero encadenado

Venga, ahora un recuento de las razones por las cuáles me he subido a este tren...
Para qué molestarme, si no voy a encontrar ninguna convincente.


Dejo en una ciudad aquello que más quiero para reencontrarme con la negación de mi personalidad, que tanto me desgasta y desespera.



La gente de mi vagón parece aburrida. Seguramente, para ellos al igual que para mí, viajar en tren forma parte de la rutina. Sin embargo, para mí, cada trayecto tiene algo distinto, algo diferente. Nunca me subo a un tren con los mismos sentimientos y sensaciones que me acompañan en viajes anteriores.



Dependiendo de cómo vaya o con quién vaya, un mismo trayecto puede ser radicalmente distinto a otro.



En algunos me pongo a leer, en otros escucho música, en otros me paso todo el viaje con la vista clavada en el paisaje disfrutándolo y en ocasiones tengo esa misma postura, solo que realmente no estoy viendo nada, sino que estoy perdida en mis pensamientos aunque mantenga la vista fija en la ventana.



Tampoco falta el día que me da por escribir como hoy, ya sea a mano o en el ordenador. Siempre sale algo nostálgico, algo de color gris, porque hacer un viaje significa enfrentarte a la pérdida de algo. Porque viajar no es sólo perder un contexto, es perder todo el mundo que está sujeto a él. Y a veces, duele.



También suelo pensar mucho en otras personas, ya sean las que vislumbro desperdigadas por el paisaje, ya sean mis compañeros de vagón. ¿Irán a reencontrarse con alguien muy querido? ¿Quizá acaben de dejar a alguien muy querido? ¿Viajan porque buscan pasar un fin de semana en un lugar distinto al habitual? ¿Existe algún asunto urgente que tienen que solucionar y por eso parecen agobiados? ¿Será un viaje de negocios? ¿Irá alguien en mi vagón que, aunque está al igual que yo pacíficamente reposando en su asiento, está luchando interiormente porque se resiste a ir hacia donde este tren le lleva y se está preguntando que por qué no perdió oportunamente su billete, o por qué no hizo como que se le olvidaba algo de vital importancia en casa, o por qué en un último impulso romántico no se arrojó fuera del tren antes de que éste comenzara a avanzar por los raíles?



Hacer un viaje no es nada fácil. Hacerlo todas las semanas se convierte en una verdadera pesadilla.



Yo no quiero hacer este viaje. Quiero quedarme donde estaba. ¿Por qué tengo que regresar, si realmente no quiero hacerlo?



El cielo se sonroja. Parece que tuviera la culpa de lo que pasa. El cielo se sonroja porque el sol se esconde, porque el sol no quiere ver mi cara de desilusión cuando llegue a mi destino, porque quiere quedarse con mi última sonrisa de la estación.



El paisaje se vuelve árido. ¿Así de yermo se me vuelve a mí también el alma?



Paisajes semiurbanizados.



¿Así son los sueños de quienes viven por aquí, enladrillados, compartimentados en cemento, electrificados, metalizados, asfixiados por las piedras grises del camino?



Y un nudo se me hace en la garganta.



Porque hay viajes que nunca se deberían hacer. Porque hay viajes que deberían estar prohibidos.



Aunque si de viajes prohibidos se tratara, los haría todos, como por fortuna, haré mañana.



Seguro que para entonces, brilla el sol y algún amante entra en el tren de polizón por estar con su amada y yo los miro complacida y cómplice les sonrío.

09 octubre, 2009

POEma en el sepulcro



El diablo descansa en mi mesilla de noche
mientras arranco con las uñas los clavos de la pared
y se deslizan por mis dedos ríos sangrientos
que se confunden con el óxido del metal
que me incrusto impune en las muñecas.

Un gato maúlla a lo lejos.
¿Tan pronto se ha terminado el vodka?
El violín polvoriento se queja en la pared
porque no tiene dueño
y tristemente para él,
ya terminaron sus escarceos por el Duero.

Un cable de alto voltaje me recorre la espina dorsal
¿es latón lo que me recubre el alma?
Soy un engranaje más en la máquinaria diabólica
de esta habitación fantasma.
Soy un orgasmo virtual.

La madera cruje en la oscuridad del día
y yo sueño con vampiros en la noche,
con lamentos de ánimas sin descanso
y huellas de desalmados caídos.

Estoy enamorada del arsénico
y le agradezco que me lleve
poco a poco a los brazos de la muerte.
Eso sí será un amor eterno.

Con doce cilicios clavados en la espalda
y una alambrada desgarrándome la piel,
me rindo y sonrío macabra,
me trago todas las telarañas.
Y aún muero de sed.

Amanece y mi cama es ceniza,
en polvareda metamorfosean mis sueños
y mi cadáver se ha convertido en piedra.

¡No me lloréis, malditos!

06 octubre, 2009

Pensamiento Libérrimo


Se me ha adelantado mi compañero a la hora de hacer llegar tan grata noticia, pero vosotros, mis lectores, no vais a ser menos.


Hace ya varios meses, a raíz de escritos compartidos, se nos ocurrió a Mirthas y a mí el crear un blog conjunto. Hemos ido construyéndolo poco a poco, procurando no hacerlo visible hasta que estuviera listo, y hoy, por fin, tras horas deliberando entre tabaco y alcohol presentamos Pensamiento Libérrimo (queda añadido a mis Fuentes de Sapiencia), una curiosa amalgama de dos personalidades curiosas.


Ante las posibles preguntas, no, no voy a dejar Sapere Aude ni voy a dejar que pierda ni un ápice de su esencia, pero de ahora en adelante escribiré también en Pensamiento Libérrimo.

AVISO IMPORTANTE: Pensamiento Libérrimo solo puede ser visualizado correctamente con los navegadores Mozilla Firefox o Google Chrome.


Solo me queda deciros que lo disfrutéis todo lo que podáis.
Y puede que dentro de poco, os dé otra sorpresa... pero esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.


Saludos.

05 octubre, 2009

Una razón para vivir










A veces me desdoblo y me digo al oído:
"¡Qué bueno respirar, sentirte vivo!
¡Qué bueno que te cruces por mi camino!".
Rodeado de un espejo circular,
soy feliz con esta esquizofrenia tan particular.

¡Qué grato es encontrarme vaya donde vaya!
Por más que me cuento mis chistes
siempre me hacen gracia.
Si me voy, si me duermo, la vida se apaga.
¡Qué potra saber que siempre me seré fiel!
¡Qué suerte desde un principio caerme tan bien!


Y voy y me levanto cada mañana, feliz y seguro.
Me hago el desayuno, me lo sirvo en la cama,
y allá voy, menudo soy, me dedico un arrechucho:
sexo seguro, sin riesgos, sin contemplaciones,
dudo que nada me satisfaga mejor que un servidor,
menudo soy para el amor.
Y qué le voy a hacer si la gente me condenó al olvido,
a ser autosuficiente, si con eso sobrevivo, que no es poco,
mejor loco que mal acompañado.


¡Qué bonita, qué divertida es conmigo la convivencia!
¡Descojonarme de mi última ocurrencia!
Y esperarme despierto, vuelva a la hora que vuelva,
o cocinar para mí mi plato favorito,
no encontrar en el baño más pelos que los míos.
Sólo yo controlo, sólo yo determino, mis hábitos de higiene.
Lloro en mi hombro cuando nadie me entiende.
Si me siento solo miro a la luna, me juro amor eternamente.
Rodeado de un espejo circular, soy feliz con esta esquizofrenia tan particular.
Y voy.


Y voy y me levanto cada mañana, feliz y seguro.
Me hago el desayuno, me lo sirvo en la cama,
y allá voy, menudo soy, me dedico un arrechucho:
sexo seguro, sin riesgos, sin contemplaciones,
dudo que nada me satisfaga mejor que un servidor,
menudo soy para el amor.
Y qué le voy a hacer si la gente me condenó al olvido,
a ser autosuficiente, si con eso sobrevivo, que no es poco,
mejor loco que mal acompañado.


Ismael Serrano