23 junio, 2008

Teniendo en cuenta la gran tradición humana en hacer cuanto más el imbécil mejor (incierto: peor para nosotros, que somos los imbéciles), hoy expondré algunos de mis pensamientos fruto de una situación adversa que me ha hecho darme cuenta de mi propia estupidez.
Aunque la verdad, como somos tan idiotas, me doy cuenta de que por mucho que diga ahora, las cosas van a seguir exactamente igual, tanto para vosotros lectores, como probablemente para mí dentro de un tiempo. Pero bueno, me basta con saber que alguna vez, como ahora, hice una reflexión sensata en algún momento más o menos importante de mi vida.

Parte de la bobaliconería que nos asiste es el hecho de que tenemos un exceso de confianza en todo. Como disfrutamos de una vida longeva en la mayoría de los casos, nos pensamos que somos inmortales y nos acomodamos en la seguridad de la rutina.
Nuestra rutina está llena de situaciones hermosas: abrir la ventana y ver que el cielo es azul, sentir la brisa de la mañana, tener libros que leer, tener una conversación agradable con alguien, sentarnos en un sofá simplemente a pensar, que nos dé un beso alguien a quien queremos, o un abrazo, ayudar en las cosas domésticas mientras bromeamos con la gente de nuestro alrededor...
Así es nuestro día a día.
Es más, hasta nos aburrimos de lo "especial" del día a día.
Hasta que nos lo quitan, claro.

¿Qué pasa si estamos enfermos y no podemos levantarnos de la cama a mirar por la ventana? ¿Y si la gente con la que habitualmente convivimos deja de estar a nuestro alrededor? ¿Y si hay un pequeño accidente en nuestro hogar y se queman todas nuestras cosas? ¿Y si las personas a las que queremos dejan de tener detalles cariñosos con nosotros?
Pues que lo echamos de menos.
Pero lo echamos de menos ahora que no lo tenemos. En ese momento no le dimos tanta importancia a ese hecho en sí.
Era algo normal, era la costumbre, era lo habitual : tener un hogar en el que vivíamos con gente lleno de muchas cosas nuestras que nos gustaban, tener a gente que nos daba cariño, tener salud para permitirnos el lujo de no sentir nuestro cuerpo...

Como siempre, para darnos cuenta de las cosas y las personas que de verdad nos importan, tenemos que ponernos en situaciones límite.

Un ejemplo: Te vas dentro de una semana a Lugar Lejano Por Defecto solo, sin familia, ni amigos ni nada. Para siempre. Sin posibilidades de volver. ¿Qué actividades harías antes de irte a ese lugar con ellos?

Otro ejemplo: Descubren que una persona a la que quieres tiene Alzheimer. Dentro de poco se olvidará de quién es y de lo que siente por vosotros. Hasta ahora os habéis querido de una forma rutinaria. De modo que no le das muestras de afecto de ningún tipo (contacto físico o simplemente verbales) porque todo se "sobreentiende".
¿No valorarias entonces cada gesto, cada palabra y cada instante que estas en su compañía antes de que pierda la memoria definitivamente?

Otro ejemplo, ¿Habéis escuchado esa frase tan típica de "es que no sé lo que siento por él/ella"? Pues imagináos esto: Esa persona tiene un cáncer terminal. Está a las puertas de la muerte. ¿Es entonces y solo entonces, cuando esa persona esté a punto de morir o ya esté muerta cuando os daréis cuenta de lo que sentís por ella? ¿Qué habéis hecho hasta entonces, tirar el tiempo y refugiaros en otras actividades porque era más cómodo que intentar resolver ese conflicto interno?

Pues sí. Son situaciones extremas. Muy extremas. Pero a estas alturas uno no sabe en qué puede verse involucrado.
Nos adormilamos en la rutina porque sabemos que el día de mañana será exactamente igual que el de hoy.
¿Pero y si no es así? ¿Y si ocurre algo que tira por la borda todos vuestros planes, todas esas pequeñas seguridades que configuraban vuestra vida?
Nadie nos asegura nada.
De hecho ¿qué seguridad tenemos de poder levantarnos mañana de la cama?

Siento ser peliculera, pero como dice una frase que escuché en un film:


"Uno sólo decide qué hacer con el tiempo que se le es dado"


Así que aprovechad el tiempo, antes de que os déis cuenta de que es demasiado tarde para actuar.

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